
Observatorio de la Economía Social y Solidaria
El Observatorio del Sur de la Economía Social y Solidaria es una unidad académica del Departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Quilmes que nuclea actividades de docencia, investigación, extensión e innovación para la socioeconomía.
Hay como una ola expansiva que comienza en el momento en que el compañero se sienta en el banco de la universidad, después de muchos años de haber dejado la escuela (o mejor dicho, de que la escuela lo haya dejado). Ese primer momento y ese gesto tan simple y definitivo de ocupar un lugar, se continúa cuando ese mismo compañero puede además decir su nombre, y de dónde viene; cuáles son sus expectativas y sus miedos. Es decir, cuando se le otorga la palabra. «Alfabetizarse es aprender a decir su palabra» como dice Freire.
Ese momento toma cuerpo y crece cuando el compañero gana confianza en él mismo, porque entiende que él también tiene algo para dar a alguien.
Un lugar en el espacio, un espacio para decir, una presencia que escucha, una devolución en términos de confianza.
Y se produce la transformación. Y la transformación es pequeña. Es una pequeña GRAN transformación. Es casi inadvertida y es gigante al mismo tiempo. Es quizás una lágrima, quizás ni siquiera eso; quizás es una voz que se quiebra. Quizás un rostro antes duro que se enternece por medio de una sonrisa. Un cuerpo que se afloja y se permite que lo abracen.
Si bien palabras o expresiones como «políticas públicas», «inclusión social» o «proyecto político» hablan de eso pero no llegan realmente a representar eso.
Hay algo de la dimensión de lo mínimo, eso es lo que me emociona: el recuerdo de una voz que se quiebra cuando el compañero relata el momento en su vida en que dejó la escuela por tener que trabajar para mantener a sus hermanos; las lágrimas en los ojos de la compañera que nos cuenta orgullosa cómo en el barrio se organizaron las mujeres para combatir la violencia de género; el cuerpo emocionado que abraza, porque agradece la oportunidad siempre anhelada y nunca realmente esperada: la de poder estudiar en el universidad.
La transformación empieza con cosas pequeñas. Y así como en las grandes mitologías, a menudo la primera gran transformación empieza con una simple palabra.
Mi nombre es Lorena Soledad Paez y estoy realizando la cursada de la Diplomatura en Economía Social.
En la Diplomatura encontramos compañeros, compañeros con todas las letras, compañeros que viven realidades muy parecidas a las nuestras y juntos buscamos la solución a las distintas problemáticas a las cuales nos enfrentamos. Vivimos distintas experiencias las cuales nos ayudan a crecer tanto individual como grupalmente.
¿Cómo? Alguien me dijo una vez… el mejor folleto que uno puede entregar, es el ejemplo y créanme que es así compañeros. Primero tenemos que informarnos sobre que es la Economía Social y de qué manera podemos construirla, aplicarla en nuestras vidas y seguir instruyéndonos al respecto pero, lo más importante es transmitir nuestro conocimiento a los demás ya que, nuestra tarea es ayudar a los demás a reconocer y saber utilizar las herramientas necesarias para resolver sus necesidades y juntos trabajar para cambiar nuestra realidad.
Economía social› Texto de la revista Orientado Voces,
Ahora bien, no estamos hablando impersonalmente, hablamos de “mentes fríamente perversas, destructivas”, refiriéndonos no sólo a los milicos asesinos sino también a los responsables de los cánceres que enfermaron durante todos estos años la economía, la educación, la libertad de expresión. Sin embargo aquí estamos y debemos estar orgullosos y sentirnos honrados de poder transmitirles a nuestros hijos, a nuestros nietos que, aun así, si uno cree y quiere, se puede. Que ellos el día de mañana tengan las mismas oportunidades de completar los niveles educativos no es ya una ilusión (como recordemos lo fue después de la debacle del 2001) es un sueño hecho realidad, no por azar ni por obra del destino, sino gracias al poder popular. Como bien decía el comandante Che Guevara “Podrán arrancar mil flores pero nunca harán desaparecer la Primavera”…De no ser así corremos un serio riesgo de que otros enemigos que andan dando vueltas por ahí ocupen ese lugar vacío, disponible, y se aprovechen de eso que no hacemos o dejamos de hacer, reiterándose las metodologías ya conocidas, caracterizadas por un mal uso y/o abuso de autoridad.
Por lo tanto, se trata no solo de resistir ante lo dado (lo instituido), sino de unirse y crear nuevos y poderosos lazos sociales, proyectos y prácticas instituyentes (creativas y fundadoras de nuevas subjetividades inherentes a nuevas lógicas o políticas equitativas). No es simple la tarea que nos ocupa, para concretarla es necesario tener agendas comunes, poder articular lo propio, lo más singular de cada quien con los otros, que dejan de ser “otros” (ajenos, desconocidos, distintos) para pasar a ser “nos-otros”, y así, unidos pero sin negar las diferencias, lo heterogéneo, animarnos a ocupar los espacios del Estado para poder construir el corazón de un país diferente; igualitario, solidario, justo. En síntesis, hacer de la diferencia, de la otredad, algo propio (no en sentido individual sino plural, en el sentido de un nosotros), es decir, construir un proyecto común. Pero, con eso solo no alcanza. Hace falta, además de construirlo, lograr mantenerlo en marcha y, para poder sostenerlo, una sustentabilidad inherente al poder popular y a la fuerza política, para lo que se hace necesario “poner a jugar” lo heterogéneo sin desconocerlo. De lo contrario, la diversidad deviene en fragmentación.El relato de los protagonistas
Hace una década atrás muy lejos estábamos de imaginarnos el futuro de nuestras vidas. La educación terciaria o superior atravesaba una crisis única en la historia de nuestro país. Y no hablo desde estudios realizados, sino desde la experiencia propia de haber obtenido el título secundario “Bachiller Contable con orientación en gestión y administración de empresas”, mucho más largo de mencionar que valioso.
Un título secundario del cual uno se siente orgulloso, por el esfuerzo realizado, pero que la realidad nos decía que era pobre. No había trabajo para ponerlo en uso. La desocupación crecía a pasos acelerados. Y nuestras Universidades bochaban a los alumnos en forma masiva, ya sea en medicina, arquitectura, derecho, etc.
Esta más que claro de donde surge. Desde la necesidad del pueblo en generar sus propios recursos y desde la idea del gobierno en apoyar a este sector a satisfacer las necesidades de los mismos.
Es por eso que nos encontramos cursando esta diplomatura. Para que en esfuerzo mancomunado entre estudiantes, profesores, distintos ministerios (Educación-Desarrollo) y las universidades, defendamos el proyecto del Gobierno Nacional.